domingo, 16 de noviembre de 2008

Al que lee...

Le llamamos Ismael. Sabrás que nació con el don de la risa y la intuición de que el mundo estaba loco. Y que ese era todo su patrimonio. Supo evitar el burgo de Meung el primer lunes de abril de 1625, puesto que no quería entrar en la pelea. Una noche lluviosa, mientras huía de espectros, se hospedó en el Poney Pisador, donde esperó en vano a un amigo. Supo siempre que no debía hacer caso de viejos que se emborrachan mientras cantan: “¡Yojojó, y una botella de ron!” Ha evitado en todo momento las malas compañías, porque, lo ha oído, todos lo dicen en voz baja, Quien-tú-sabes ha vuelto.
Una vez, en Londres, se metió en líos. Pero en el 221B de Baker Street encontró toda la ayuda que podía necesitar. Para contar sus buenas noticias a un amigo lejano, envió a un correo ruso, fiel cumplidor del deber, con un corazón de oro, que llega a cualquier lugar, aunque no pueda volver a ver las cosas de la tierra.
Siempre hubo una canción de los Beatles que le recordó los días dorados de la juventud, los primeros amores que sintió. Vivió siempre y, por supuesto, siempre tiene un libro cerca, para encontrarse con otros lectores y querer a toda costa a una sola persona.

No hay comentarios: