jueves, 5 de marzo de 2009

elecciones

Estas han sido las primeras elecciones que no he seguido desde que yo tengo uso de razón. Quizá porque mi padre fue diputado durante 11 años, la política me ha apasionado desde pequeño. En las elecciones generales de 1989 recuerdo haberme pateado la provincia de Huesca con mi padre, haciendo campaña a los seis años (¿me utilizo para dar la típica imagen del político besando a niños?).
Pero desde hace unos años estoy asqueado con todos los políticos. En general son unos aprovechados que no han trabajado en su vida, colocados por amigos en cargos de nula responsabilidad y mucho dinero, desde los que colocan a otros amigos, que viven de lujo a costa de los ciudadanos, se dedican a mentirnos y decirnos bonitas palabras, pero no a gobernar.
Decía que no había seguido la campaña, y es verdad. Pero sí seguí con interés la noche electoral. Había leído que el PP se estaba recuperando en Galicia, pero pensé que sería cosa de las encuestas, que, como todo el mundo sabe, en este país fallan más que una escopeta de feria trucada 7 veces. Me da igual quién haya ganado, de hecho estoy seguro de que los gallegos no tardarán en lamentar haber votado a Núñez Feijoó. Pero de lo que sí me alegro es, primero, de la caída del BNG, una de esas formaciones nacionalistas que sólo se dedica a pedir y quejarse, sin asumir responsabilidades y acusando a España de todo lo malo.
Y también me alegro de la derrota de Touriño. No tengo nada contra ese caballero, pero sí me parece vergonzoso que los autodenominados socialistas y obreros se dediquen a comprarse cochazos y remodelar sus despachos a todo tren. Eso no es corrupción, sino mucha cara dura e hipocresía, y un partido que presume de lo que se llama izquierdas, eso no puede hacerlo (tampoco uno de derechas, pero como ésos no presumen de obreros, al menos no son hipócritas). Cuando salió hace cuatro años, de Touriño se decía que era muy moderado, y ahora resulta que cuando ha perdido el poder, se ha dedicado a culpar al PP y a su campaña, no a sus cuatro años de gobierno y a los compañeros de viaje que se buscó. No es más que otra muestra de que los políticos son gentuza, que se merecen echarlos a la calle y que se ganen la vida dignamente como hacemos todos, a ver cuanto tiempo sobrevivían.
Y en cuanto al País Vasco, ésa sí que es buena. Patxi López ya se ve lehendakari, sin tener en cuenta que no ha ganado, ni de lejos, las elecciones. El PNV, por su parte, considera golpismo que no sean ellos los que gobiernen, aunque otros tengan más apoyo parlamentario que ellos. El PP se adjudica desde el domingo un rol decisivo que puede ser ignorado en cualquier momento.
Desde mi punto de vista, todos han salido perdiendo. El PNV va a perder el poder, que es el objetivo de todos los grupos políticos. Da igual perder unas elecciones si se obtiene el poder.
En cuanto al PSOE, se hará con el gobierno del País Vasco, con la pérdida de uno de los pocos apoyos parlamentarios que quedaban en el Congreso, por lo que habrá que ver como se las compone Zapatero para sacar adelante las leyes y reformas que quiera (aunque casi es mejor que no pueda). Además, se acaba la estrategia socialista de los últimos años: si no había pactos era por culpa del PP, un partido que sólo buscaba la bronca. Ahora, van a gobernar gracias a ellos, así que no pueden seguir tirando de esa cuerda sin caer en el absurdo. Y si no pactan con el PP y lo acaban haciendo con el PNV (la opción favorita de los vascos; acaba de saberse que los socialistas la rechazan), defraudan la que ha sido su promesa en estas elecciones, el final del poder de los nacionalistas en el País Vasco y el acceso de un partido constitucionalista (¿el PSOE lo es?, yo cada día lo dudo más; y aún más importante, ¿qué coño es constitucionalista?) al poder en esa comunidad. Además de que puede pasar factura a nivel nacional, ya que en el resto de España sí hay deseos de ver fuera del poder al PNV.
Y en cuanto al PP, pues poco que decir. Pasan a ser un grupo minoritario que, por la extrañísima aritmética electoral de este país, tiene una influencia política que no es acorde, ni de lejos, con su apoyo popular. Precisamente lo que esta formación ha criticado tantas veces en los últimos años (con toda la razón del mundo para mí). Sin embargo, con la que ha caído en las últimas semanas dentro del partido y la desaparición de María San Gil hace pocos meses, no es tan malo el resultado. Si saben comportarse, es probable que sean los más beneficiados.
Unas elecciones en las que, para mí, el más perjudicado ha sido el PSOE, por perder el gobierno en Galicia y obligarle a una serie de cosas que pueden pasarle factura en el futuro, tanto en el Parlamento como en futuras elecciones. Y el ganador ha sido Rajoy, que gana credibilidad y tiempo; cuando parecía que el partido se hundía definitivamente puede que resurja con energías renovadas.
Próxima estación, las europeas.

No hay comentarios: