viernes, 4 de diciembre de 2009

Fernando Martín. Veinte años no son nada...


Apenas me acuerdo de él. Tengo (o creo tener) recuerdos de cuando jugaba, de saber que estaba ahí, liderando al equipo, mi equipo, aunque nunca le hubiera visto en directo. Pero no alcanzo a recordar ninguna jugada, ninguna imagen de él.
Fernando Martín se marchó hace veinte años y un día, por un accidente de tráfico en la M-30. Como siempre en España, fue criticado en vida, elevado a los altares tras su muerte, obviando que ésta la causó su conducción criminal, además de las secuelas del pobre desconocido que se llevó por delante. Si son ciertas las informaciones que he oído, hoy esta persona va en silla de ruedas. Pero eso mancha la imagen del mito, así que se silencia.
De Fernando Martín siempre se dice que fue un pionero, un gigante en un mundo de enanos. Porque enanos eran todos los jugadores de baloncesto que no estaban en EEUU, aunque midieran 2,13, como Romay. Pero la NBA era, no un mundo aparte, sino un universo distinto, donde los mejores competían entre sí. Para hacernos una idea, la NBA era como Inglaterra o España en fútbol de clubes, mientras que Europa sería algo así como las ligas chilenas o colombianas. Con algún buen jugador o equipo, sí, pero incapaces siquiera ante uno de los meritorios, no digamos ante los grandes de verdad.
Pero Martín (nunca una tilde fue tan importante) consiguió lo imposible, jugar ahí. El segundo jugador que, sin pasar por el sistema americano, la univerdad, conseguía hacerse un hueco en la NBA (en la de verdad, donde competían los dioses, no este pseudoespectáculo de ahora). Cierto que, en términos competitivos, su fracaso fue mayúsculo: apenas consiguió jugar unos pocos minutos. Dicen que si el equipo no era el adecuado, que si el entrenador no se atrevía a jugársela con un blanco europeo más novato incluso que él mismo (era su primer año como head coach de un equipo), y posiblemente tengan razón. Pero, por lo que oigo, era imposible que triunfara. Demasiado pequeño para jugar de 5, como hacía en Europa, demasiado limitado tecnicamente como para jugar de 4, como le convenía a sus condiciones físicas en la NBA, una temporada fue lo que aguantó como agitatoallas en América. Pero el mérito de los pioneros nunca ha consistido en triunfar, sino en tener los arrestos necesarios para hacer lo que a todos los demás nos da miedo. Es mucho más fácil seguir el camino abierto por otro y triunfar que iniciarlo.
Su fracaso al hacer las Américas se debe a que lo que hizo grande a Fernando Martín no fue su técnica ni su físico. Imposible, ya que empezó a jugar al baloncesto a los 15 años, lo que, desde mi perspectiva, hace imposible que alguien conozca de verdad un deporte. Para eso, hay que mamarlo desde pequeño, amarlo, sufrirlo, jugar en el patio del colegio, en la calle, llorar y reír por él. Y eso Fernando no lo hizo con el baloncesto. Y aunque era tremendamente fuerte, no era su físico lo que le hizo ser grande, 2,05 para un pívot nunca es suficiente.
No, lo que le hizo grande fue su coraje, sus ansias de competir y ganar. Esa frase que pronunció en 1989, en la final ante el Barcelona, esa "¡No me he levantado de la cama para perder!", es la que mejor refleja su orgullo y su carácter. Es lo que tienen los pioneros, carácter, resistencia, egoísmo si se quiere, pero sin ellos el mundo estaría estancado.
Por eso, hoy, veinte años y un día después de su marcha, su recuerdo todavía sigue emocionando a tantos, incluso a los que apenas le pudimos admirar. Su leyenda quizá sea más grande que lo que fue en realidad, pero eso lo que ocurre con todos los mitos.

miércoles, 11 de noviembre de 2009

comunistas... viven en otro planeta

Entrevista de El País a dos miembros del PCE, uno veterano y otra de mi edad. El veterano, atacado por el virus de lo políticamente correcto (aunque no deja de decir estupideces), y la joven... bueno, se ve que la pobre no acudió a clase el día que se dio historia del siglo xx, vaya cantidad de estupideces que dice. Se le nota el ansia de poder y dictatorial que tiene todo comunista dentro.
En fin, leed y flipad (o desconojaros, como yo). La noticia, aquí.

martes, 30 de junio de 2009

El circo


En la Antigüedad, Roma era una megaurbe de un millón de habitantes. Si lo extrapoláramos a la época actual, sería, con diferencia, la ciudad más grande del mundo. A ella acudían miles y miles de personas, esperando conseguir unas migajas del inagotable río de riquezas que acudían a la Ciudad Eterna.
¿Cómo podían, con los medios de la época, controlar las élites a esa muchedumbre? ¿Cómo podían evitar la rebelión de la plebe? La fuerza pocas veces era una opción, en aquella ciudad de calles estrechas y súperpoblada. Tan sólo Sila, el favorito de la Fortuna, se atrevió y logró controlar la ciudad con sus legiones, regando las calles con la sangre de todos sus enemigos.
Los romanos, auténticos pioneros para tantas cosas, se limitaron a asegurar dos necesidades básicas de las personas, y crearon así una práctica política que, dos mil años después, sigue siendo sumamente efectiva: «Panem et circenses». Alimento y diversión para tener contenta a la masa, para que se olviden de los abusos que sufren continuamente. Una política exitosa, ya que apenas hay registro de grandes revueltas en Roma, y todo régimen que ha seguido esa política se ha asegurado la paz interna.
De hecho, los políticos han evolucionado, y han aprendido a ahorrarse la mitad de la frase. Con cuatro millones de parados, y subiendo, el gobierno ya no nos asegura el «panem». Los Césares, al menos, daban pan gratis. Hoy, cada vez menos gente tiene trabajo y el subsidio de desempleo se agota
Lo que no falta, sin embargo, es el «circenses». Hoy, como si de un dios se tratara, se ha presentado a Kaká en el Santiago Bernabeú. Hay partidos para los que el estadio no se llena como lo ha estado hace pocas horas. Miles de personas para aclamar a un jugador que todavía no ha sudado con esa camiseta y, sobre todo, al presidente, a ese «ser superior» al que los medios adoran y los madridistas parece que hemos adoptado como nuestra estrella, aunque nunca le hallamos visto dar patadas al balón. Según decían, inmediatamente después de la presentación, la vista no podía abarcar las colas de gente que esperaba, ansiosa, para comprar la camiseta del nuevo jugador del Real Madrid.
Y todos parecían felices y contentos. Teniendo en cuenta que la mayoría de los presentes eran jóvenes adolescentes, estadísticamente un número importante de todos ellos tienen a uno de sus progenitores en el paro, si no los dos. Eso no era obstáculo para que estuvieran dispuestos a comprar una camiseta de su nuevo ídolo, al precio de unos 80 euros (por lo menos). Dinero que viene de sus padres.
Pero eso es lo que buscan nuestros gobiernos. Que nos olvidemos de sus desastrosa gestión y nos centremos sólo en el circo que nos han montado, dirigido por uno de los miembros de la élite cuyos bolsillos están bien llenos mientras los demás sufrimos por conservar nuestro trabajo o nos enfrentamos al paro (en mi empresa hoy se ha ido un compañero, probablemente le seguirá algunos más este año).
Yo no soy para nada lo que tradicionalmente se considera de izquierdas, y además soy aficionado del Madrid, pero creo que tengo el suficiente juicio crítico como para ver que nuestra sociedad ha perdido el rumbo, no cuando se pagan millones por un futbolista (al fin y al cabo, el Madrid es un club deportivo que no tiene que dar beneficios, sino lograr éxitos deportivos, y eso se logra con los mejores futbolistas, y Kaká es de los mejores), sino cuando hay tanta gente que lo aplaude y lo jalea. Y que sólo está esperando a que presenten a Ronaldo para seguir con el festival.

viernes, 19 de junio de 2009

generación nostálgica

En 2006 apareció la novela Nocilla dream, de Agustín Fernández Mallo. Fue un pequeño boom, que ha dado nombre a la generación Nocilla. Sólo un periodista podría haber puesto un nombre tan horrendo, incluyendo en este grupo a escritores que van desde los veintialgo hasta los cuarenta y pocos. ¿Qué pueden tener en común personas de estas edades? Poco, unos todavía están decidiéndose que hacer en este mundo, mientras que otros ya tienen trabajos estables, hijos y esperanzas largo tiempo olvidados. ¿Pueden personas tan dispares formar una generación? Está claro que no, pero como dice un dicho de la profesión, no hay que dejar que la realidad estropee una buena historia.
Pero esto no va de generaciones de escritores y periodistas estúpidos. Va sobre la generación a la que pertenezco, a la que (aquí sí) podríamos llamar Nocilla y mileurista, ese salario máximo al que podemos aspirar hoy en día, a pesar de nuestras licenciaturas, doctorados, Erasmus y másters. Somos un grupo que ha vivido protegidos por unos padres que nos han dado todo lo que ellos no tuvieron: mi padre montó en avión por primera vez a los 21 años, yo a los 9; ninguno de mis padres hablan idiomas, mientras que yo los he estudiado desde pequeño. Hemos vivido cómodamente, sin ninguna privación, pensando en que cuando empezaramos a trabajar viviríamos como en Friends: independientes, buenos trabajos, con amigos y seguridad cara al futuro.
La realidad es otra. Muchos apenas podemos independizarnos sin dejarnos casi todo nuestro sueldo (y para irnos a un piso compartido), quedando entre dos alternativas, ninguna muy apetecible: irnos de casa y olvidarnos de todos los caprichos que hemos tenido desde pequeños; o seguir aguantando con nuestros padres.
¿Qué podemos hacer? ¿Rebelarnos? Sería una opción, pero la última gran revuelta de la juventud fue mayo del 68, que buscaba un mundo más libre frente a la seguridad de la Europa de la posguerra. Dicen que, frente a la generación de nuestros padres, somos unos conformistas, más preocupados por jugar a la Play que por las libertades que tanto han costado conseguir. Sin embargo, es el discurso de los que protagonizaron la revuelta parisina hace cuarenta años y que ahora gobiernan el mundo, causantes de este mundo en el que vivimos. Si mayo del 68 fue tan grande y positivo, ¿por qué hemos ido perdiendo bienestar desde entonces? Antes uno tenía trabajo desde joven, apenas había ERES, la seguridad social estaba asegurada, y los hijos vivían mejor que los padres. Ahora es al revés, los hijos vivimos peor que nuestros padres, la seguridad social está en peligro y los que tenemos la suerte de trabajar lo hacemos a cambio de sueldos escandalosamente bajos. ¿Vale la pena hacer como ellos, rebelarse para empeorar luego el mundo?
Quizá por ello, por vivir en un mundo que no tiene sitio para nosotros y que nosotros no sabemos afrontar, se da la ola de nostalgia que se ha puesto de moda desde hace pocos años. Creo que era Isaac Rosa el que, en uno de sus primeros artículos en Público, criticaba esta moda, diciendo que no era más que una táctica de las grandes corporaciones para mantenernos adormilados mientras seguían explotándonos.
Creo que Rosa exagera, ya que él y todos sus colegas del periódico ven conspiraciones de los grandes poderes económicos en nuestra contra. Pero es indudable que las compañías se aprovechan de nuestros gustos, como muestran los anuncios que últimamente salpican nuestras pantallas. Ahora es la campaña de Minute Maid

hace poco era una campaña de Coca Cola

Saben que volvemos a estremecernos con nuestras aficiones de la infancia, como esa Nocilla con la que merendábamos y que la editorial Candaya aprovechó para titular el libro de Mallo, o esas serie de dibujos que veíamos por las tardes y las mañana de los fines de semana, que un grupo ha aprovechado para hacer fortuna: “El hombre linterna” nos deleita con las canciones de Oliver y Benji, El príncipe de Bel-Air o Comando G, entre muchos otros. Es increíble ver a treintañeros dejándose los pulmones cantando esas canciones. ¿Quieren volver a tener 7 años?
No sería algo descabellado pensar que así es. Cuando éramos pequeños las cosas eran seguras y creíamos que el mundo iba a ser nuestro. Nos decían que estudiando íbamos a llegar lejos, era nuestra llave para conseguir los trabajos con los que soñábamos, imitando a los personajes de las series y películas que devorábamos. En cambio ahora, a nuestra edad todavía joven pero acercándonos a la edad adulta, toda esa seguridad ha desaparecido y nos vemos convertidos en Peter Pan de espíritu, ya que cada vez estamos más calvos o con más canas, más gordos y empezamos a comer sano y preocuparnos por cosas que antes nos aburrían. Queremos crecer, pero no nos dejan y tampoco sabemos como hacerlo. Como decía aquella clarividente creadora (o popularizadora) del término “mileurista”, no está mal e incluso tiene sus momentos, pero ya cansa.

jueves, 5 de marzo de 2009

elecciones

Estas han sido las primeras elecciones que no he seguido desde que yo tengo uso de razón. Quizá porque mi padre fue diputado durante 11 años, la política me ha apasionado desde pequeño. En las elecciones generales de 1989 recuerdo haberme pateado la provincia de Huesca con mi padre, haciendo campaña a los seis años (¿me utilizo para dar la típica imagen del político besando a niños?).
Pero desde hace unos años estoy asqueado con todos los políticos. En general son unos aprovechados que no han trabajado en su vida, colocados por amigos en cargos de nula responsabilidad y mucho dinero, desde los que colocan a otros amigos, que viven de lujo a costa de los ciudadanos, se dedican a mentirnos y decirnos bonitas palabras, pero no a gobernar.
Decía que no había seguido la campaña, y es verdad. Pero sí seguí con interés la noche electoral. Había leído que el PP se estaba recuperando en Galicia, pero pensé que sería cosa de las encuestas, que, como todo el mundo sabe, en este país fallan más que una escopeta de feria trucada 7 veces. Me da igual quién haya ganado, de hecho estoy seguro de que los gallegos no tardarán en lamentar haber votado a Núñez Feijoó. Pero de lo que sí me alegro es, primero, de la caída del BNG, una de esas formaciones nacionalistas que sólo se dedica a pedir y quejarse, sin asumir responsabilidades y acusando a España de todo lo malo.
Y también me alegro de la derrota de Touriño. No tengo nada contra ese caballero, pero sí me parece vergonzoso que los autodenominados socialistas y obreros se dediquen a comprarse cochazos y remodelar sus despachos a todo tren. Eso no es corrupción, sino mucha cara dura e hipocresía, y un partido que presume de lo que se llama izquierdas, eso no puede hacerlo (tampoco uno de derechas, pero como ésos no presumen de obreros, al menos no son hipócritas). Cuando salió hace cuatro años, de Touriño se decía que era muy moderado, y ahora resulta que cuando ha perdido el poder, se ha dedicado a culpar al PP y a su campaña, no a sus cuatro años de gobierno y a los compañeros de viaje que se buscó. No es más que otra muestra de que los políticos son gentuza, que se merecen echarlos a la calle y que se ganen la vida dignamente como hacemos todos, a ver cuanto tiempo sobrevivían.
Y en cuanto al País Vasco, ésa sí que es buena. Patxi López ya se ve lehendakari, sin tener en cuenta que no ha ganado, ni de lejos, las elecciones. El PNV, por su parte, considera golpismo que no sean ellos los que gobiernen, aunque otros tengan más apoyo parlamentario que ellos. El PP se adjudica desde el domingo un rol decisivo que puede ser ignorado en cualquier momento.
Desde mi punto de vista, todos han salido perdiendo. El PNV va a perder el poder, que es el objetivo de todos los grupos políticos. Da igual perder unas elecciones si se obtiene el poder.
En cuanto al PSOE, se hará con el gobierno del País Vasco, con la pérdida de uno de los pocos apoyos parlamentarios que quedaban en el Congreso, por lo que habrá que ver como se las compone Zapatero para sacar adelante las leyes y reformas que quiera (aunque casi es mejor que no pueda). Además, se acaba la estrategia socialista de los últimos años: si no había pactos era por culpa del PP, un partido que sólo buscaba la bronca. Ahora, van a gobernar gracias a ellos, así que no pueden seguir tirando de esa cuerda sin caer en el absurdo. Y si no pactan con el PP y lo acaban haciendo con el PNV (la opción favorita de los vascos; acaba de saberse que los socialistas la rechazan), defraudan la que ha sido su promesa en estas elecciones, el final del poder de los nacionalistas en el País Vasco y el acceso de un partido constitucionalista (¿el PSOE lo es?, yo cada día lo dudo más; y aún más importante, ¿qué coño es constitucionalista?) al poder en esa comunidad. Además de que puede pasar factura a nivel nacional, ya que en el resto de España sí hay deseos de ver fuera del poder al PNV.
Y en cuanto al PP, pues poco que decir. Pasan a ser un grupo minoritario que, por la extrañísima aritmética electoral de este país, tiene una influencia política que no es acorde, ni de lejos, con su apoyo popular. Precisamente lo que esta formación ha criticado tantas veces en los últimos años (con toda la razón del mundo para mí). Sin embargo, con la que ha caído en las últimas semanas dentro del partido y la desaparición de María San Gil hace pocos meses, no es tan malo el resultado. Si saben comportarse, es probable que sean los más beneficiados.
Unas elecciones en las que, para mí, el más perjudicado ha sido el PSOE, por perder el gobierno en Galicia y obligarle a una serie de cosas que pueden pasarle factura en el futuro, tanto en el Parlamento como en futuras elecciones. Y el ganador ha sido Rajoy, que gana credibilidad y tiempo; cuando parecía que el partido se hundía definitivamente puede que resurja con energías renovadas.
Próxima estación, las europeas.

lunes, 2 de marzo de 2009

chocolate

Que yo recuerde, desde pequeño siempre me ha gustado el chocolate. Aunque me he derretido por todo tipo de dulce (el monstruo de las galletas apenas podría mirarme sin sonrojarse), desde gominolas a merengue, pasando por el turrón o los barquillos, el chocolate ha sido siempre el favorito de mi paladar. No sé que tiene, pero es tiene un algo que lo hace perfecto y, sobre todo, incansable.


Tenemos aquí una de las mejores cajas de bombones que he tomado en mi vida. Por la cantidad y la variedad, pocas pueden igualarse a esta (quizá los bombones Mozart austríacos o los redondos de Lindt). El bombón es un dulce adecuado para el final de una comida abundante, de esas que tomamos el fin de semana. Puedes tomarte sólo uno, si has comido demasiado y solo quieres disfrutar un poco del chocolate. O, si no tienes ningún tipo de complejo, pues te tomas 10 ó 15 bombones, y tan feliz oye.

Ésta es un clásico en mi gulez. La tarta Sächer de la pastelería Güerri de Barbastro. Para entendernos, chocolate crujiente por arriba, bizcocho acholatado por dentro,... divina. Ha estado presente en casi todos mis cumpleaños, quitando, casi siempre, esas nueces que no hacen más que molestar. Quizá uno de sus encantos reside en que prescinde de la abundante mermelada de frambuesa que hay en la original. Ya lo he dicho, me vuelvo loco por el chocolate, no por la mermelada.
Y éste es el último de mis descubrimientos chocolateros, los PASTISORIA. Es algo así como un Eldorado del dulce y el chocolate, algo por lo que abandonar todo principio y toda dieta y centrarse en el disfrute más primario, en lo más visceral que tenemos dentro. La receta es sencilla: hojaldre, relleno de cabello de ángel (no demasiado) y cubierto por un delicioso chocolate que se mantiene en tu boca durante unos segundos. Es exagerado. Gracias Celi por haberme descubierto el maravilloso mundo de los PASTISORIA. Demasiado bueno.

miércoles, 25 de febrero de 2009

¡INVASIÓN DE SCOUSERS!


El centro de Madrid ha sufrido una invasión de irreductibles scousers en las últimas horas. ¡¡Parece como si viajara en el tiempo y volviera a estar en Liverpool!! Pero no..., es sólo la afición del Liverpool, haciendo honor a su himno You'll never walk alone, el Liverpool tendrá esta noche el apoyo de unos 6000 seguidores en Madrid. Por una vez, sin embargo, espero que los reds pierdan. Que seré scouser, ¡¡pero también madrileño!!

lunes, 16 de febrero de 2009

Frases para ligar y no morir en el intento

Las frases para ligar siempre han sido un misterio para mí, quizá por eso he tenido tan poco éxito. En cuanto una chica me interesa, mi mente se bloquea y sólo me salen estupideces o cosas sin interés. Por eso siempre me han fascinado esas personas con facilidad de palabra, que parece que aumente de manera exponencial con el atractivo de la chica con la que hablan. Y yo siempre me pregunto lo mismo: ¿qué les dicen que les hace tanta gracia a las chicas?, ¿cómo inician la conversación? Me dicen que nada especial, lo primero que se les ocurre. Pero no me lo creo. Voy a comentar dos de esas frases con las que algunos tienen el éxito asegurado. Son auténticas cumbres del ingenio y del lenguaje.

-Frase 1: Pongamos, por ejemplo, que estás en un bar/discoteca/lugar en el que gente desconocida empieza a hablar entre sí sin que quede raro, y encuentras a una chica/o que te guste. Los atrevidos, en ese momento, se lanzan sobre la presa. Y claro, en un momento u otro (a no ser que estemos hablando de una película) se presentan. Y he aquí el momento en el que lanza la frase, cuando te juegas el todo por el todo, el polvo por la noche o un nuevo solitario: “Me llamo Ramón (por ejemplo). Acuérdate de este nombre, porque dentro de dos horas lo estarás gritando de placer.”
La pregunta que una persona tímida como yo se hace es: ¿quién puede ser tan presumido como para presentarse así? Pues sólo los muy presumidos o los muy seguros de sí mismos, aquellos que cimentan su seguridad en la certeza, comprobada, de que, efectivamente, lo van a gritar de placer.
Me surge a continuación otra pregunta, ¿puede tener éxito una frase así? Yo pensaba que no, pero a una amiga le hizo gracia, y me dijo que si un chico se lo dijera, ella le haría caso. Mis ideas cambiaron. Y ahora que lo pienso, si se me presentara alguien así, ¿no tendría yo interés en esa persona tan presumida y que tanto promete?

-Frase 2: Esta me la dijo el otro día María, sacada de una guía para ligar de una revista para quinceañeras salidas (cierto, el adjetivo sobraba). Auténtica cima del descaro, es directa y prometedora para todos aquellos que carecen de problemas con las primeras citas.
La situación es similar. Lugar de esparcimiento público en el que se espera que absolutos desconocidos se presenten y se pongan a hablar entre sí para acabar haciendo cosas que jamás harían con sus familiares. Y es entonces cuando se acercan y uno dice: “No tengo pelos en la boca porque tú no quieres”.
Directo como un derechazo de Tyson, es toda una declaración de guerra, una demostración de que estás dispuesto, en la primera noche, a todo, desde un simple misionero a un trío con shemale incluida dándote por donde nada debería entrar.
Habrá quién diga que es zafio, grosero, pueril y decadente. Y seguramente tienen razón… Pero que te lo digan a las cinco de la mañana después de un año sin mojar y entonces ya veremos…

lunes, 2 de febrero de 2009

Cuando viví una película

Estaba yo viendo una película (de esas romanticonas que me gustan a mí) y no pude evitar pensar: “¡Ey!, ¡yo he vivido esto!” (bueno, aunque no como mujer):

“Here it is, one more, one less. (...) I really loved this one.

When I think that it's over, that i'll never him see like this again. Well,yes, i'll bump into him, or i'll meet his new girlfriend and act as if we have never been together.

Then we'll slowly think of each other less and less, until we forget each other completeley. Almost.”

viernes, 30 de enero de 2009

Cambiar el mundo

Hay románticos incurables que creen que el mundo puede cambiar por una canción. Tres o cuatro minutos, hechos con letra y acordes, que lo trastocan todo: las esperanzas, las promesas, los miedos e incluso la realidad. Es una visión extraordinariamente vitalista, creer que creaciones humanas hechas desde el sofá de una casa cualquiera pueden mover a otras personas a cambiar, a luchar por mejorar este mundo tan imperfecto.
En mi caso nunca podría ser una canción. Apenas sé disfrutarlas y apreciarlas. Esa tarea le debía corresponder a un libro. Y en el otoño de 2006 di con él. Lo descubrí en una pequeña columna de un suplemento cultural. Goran Petrovic y La mano de la Buena Fortuna me impactaron como nada lo ha hecho en mi vida, cambiando mi actitud, mis fantasías y aspiraciones. De nada me servía lo que pensaba hasta entonces, mis principios sufrieron una revolución completa. En cierta medida, ese libro cambió el mundo, ya que soy yo una pequeña parte de él y desde que lo leí no puedo dejar de creer en la magia, en la miseria de lo material y lo elevado de lo sensible. Y mis mejores ideas e impulsos desde entonces vienen sugeridos por ese libro y ese autor.
Mis gustos cambiaron desde entonces. Con Petrovic descubrí la brillante literatura serbia en particular y del este de Europa en general. Es verdad que ya había descubierto y admirado a Ismail Kadaré, pero otros autores del este me estaban disuadiendo de seguir por ese camino. Pero gracias a ese libro, pude descubrir a Danilo Kis, Mirolad Pavic o Miljenko Jergovic, entre otros muchos que han hecho mis delicias desde entonces.
Serbia y el resto de los Balcanes se han convertido en mi región fetiche, un lugar en el que, en mi imaginación, las ciudades están llenas de poetas bohemios, volcánicas aficiones y brillantes jugadores de baloncesto. Belgrado es una capital que quiero conocer, y a falta de viajar hasta la ciudad, me tengo que contentar que ver las preciosas imágenes de este fotógrafo (en mi mente es una fotógrafa).
Y ahora soy feliz, porque, después de más de dos años esperando, por fin tengo entre mis manos el segundo libro de Petrovic, Atlas descrito por el cielo, tan mágico como el primero, tan hermoso y cuidado, con otras tantas frases que contienen toda la belleza del mundo. Acabo de descubrir que una simple enumeración puede encerrar tanta poesía como los versos de Garcilaso, tanta belleza como la mujer de mis sueños. Compuesto de numerosas notas explicativas, cuadros y cortos capítulos, en sus páginas el mundo es como esas primeras palabras de Cien años de soledad, algo tan reciente que muchas cosas carecen de nombre.
«Al igual que una mariposa que al atravesar el alba en su vuelo se lleva sobre sus alas dicha mañana hasta el mediodía, nuestras historias fueron desenredadas cien amaneceres más tarde, con la llegada de un viajante parlanchín...»

martes, 13 de enero de 2009

Sobre la guerra Israel-Palestina

Hace dos semanas, la locura volvió a adueñarse de Oriente Próximo, donde parece que no pasa el tiempo y seguimos con los mismo problemas de hace décadas. ¿Cómo hemos llegado a esta situación? Creo que, una vez más, para entender mejor la situación, debemos retroceder en el tiempo.
A finales del siglo XIX, a resguardo del triunfo del liberalismo, los judíos habian conseguido una relativa seguridad en la mayor parte de Europa. Donde antes eran perseguidos y asesinados, ahora eran respetados y, en ocasiones, creaban grandes fortunas (como muestra el caso de los Rosthchild). Sin embargo, el antisemitismo seguía latente: pogromos en Rusia, ataques en Alemania, el caso Dreyffus en Francia, demostraban que, aunque tolerados, los judíos seguían en situación de inferioridad con respecto al resto.
En esta situación, nace el sionismo, el sueño de crear una patria para los judíos, diseminados por el mundo entero y perseguidos en todas partes. Esta idea fue consiguiendo adeptos, siendo financiada por las grandes fortunas judías. Dicha patria, Sión, debía estar ubicada donde lo había estado en el pasado: Palestina, territorio dominado entonces por el Imperio turco y, tras la Primera Guerra Mundial, por Inglaterra. Durante los últimos años del siglo XIX y principios del XX, numerosos judíos comenzaron a trasladarse a Palestina, la Tierra Prometida a donde volvían tras casi veinte siglos alejados.
Después, vino la Segunda Guerra Mundial.
Las grandes potencias se preguntaron en 1945 como compensar a los judíos por su tragedia. Finalemente, decidieron concederles un estado, en un territorio controlado por Inglaterra y en el que sus intereses económicos no eran todavía de gran importancia. Se trataba, además, del mismo que los judíos reclamaban. Tan maravillosa idea tenía una única objeción: los palestinos se asentaban en el mismo lugar y aspiraban, también ellos, a formar su propio estado con los territorios que eran concedidos, graciosamente, a los judíos. Las potencias, en un ejercicio de ilusionismo político, decidieron instalar en el mismo territorio dos estados distintos.
El nuevo estado de Israel se formó en 1948, y la respuesta de sus vecinos musulmanes fue una guerra inmediata, en el que las tropas coaligadas de Egipto, Líbano, Siria, Iraq y Jordania atacaron por sorpresa al recién nacido estado, ya que no lo reconocían como estado, considerándolo una imposición de las potencias. Sin embargo, Israel repelió el ataque con facilidad, y en los tratados de paz posteriores amplió su territorio, mientras que Egipto y Jordania se hacían con Gaza y Cisjordania.
Se sucedieron durante los años posteriores las guerras, casi todas iniciadas por sus vecinos árabes (menos la de 1956 contra Egipto, y, en sentido estricto, la Guerra de los Seis Días, iniciada por Israel ante el temor de un nuevo ataque conjunto de todos sus vecinos), que seguían sin reconocer el derecho de Israel a existir e insistían en crear un estado árabe en esas tierras. Israel obtuvo nuevos territorios, como Gaza y Cisjordania, y cuya posesión hoy en día por Israel es vista como un impedimento para la paz. El único mandatario árabe que se atrevió a establecer reconocer a Israel y establecer relaciones diplomáticas fue Anwar el Sadat, y como trágico resultado de su iniciativa fue asesinado.
Desde entonces, los ataques a Israel provienen de grupos palestinos, terroristas para unos y luchadores por la libertad para otros. Su falta de medios les obliga a atacar con suicidas cargados de bombas o con lejanos cohetes. A esto los israelíes responden con toda la potencia de la que son capaces. No respetan la vida de los civiles, no tienen problema en matar a niños, si con ello acaban con sus objetivos militares.
Desde mi punto de vista, Israel ha vivido, desde su inicio, bajo la amenaza constante de unos vecinos que la odian, dispuestos a la guerra para acabar con ella. Ha vivido bajo la amenaza constante de eliminación, y eso motiva su reacción brutal cuando es atacada. Los ataques palestinos se suceden regularmente y nadie ha dicho nada de ellos, no son condenados ni criticados. Solo se habla de los excesos de Israel, olvidando que Israel no habría empezado nada si no se hubieran lanzado misiles desde Gaza. Quizá no sean muy efectivos, pero no es el deber de un estado, Israel en este caso esperar a que el enemigo esté bien armado y capacitado para atacarle, sino defender a sus ciudadanos.
El objetivo de Israel es vivir tranquilamente y en paz por primera vez en décadas para ese estados, por primera vez en siglos para los judíos. ¿Tienen los palestinos el mismo objetivo?

martes, 6 de enero de 2009

...Y fin

Ella: Abrázame ahora, esta noche y todas las noches.
Él: No puedo, ya he olvidado como se amaba.

viernes, 2 de enero de 2009

Una semana

Se conocieron un sábado en una fiesta. Se contaron muchas cosas y se gustaron.
Un viernes hicieron el amor por primera vez, en blancas sábanas que hasta entonces no habían visto nada parecido.
Él lloró delante suyo solamente un jueves.
Los miércoles miraban al cielo.
Los martes no ocurría nada especial; eran los mejores días juntos.
Los lunes, para coger fuerzas, soñaban abrazados el uno junto al otro.
Después de semanas de dudas, lo dejaron un domingo.