miércoles, 8 de octubre de 2008

Polvo de estrellas

Un verano, hace unos diez años, conocí a una de mis mejores amigas. Hemos hablado poco desde entonces, pero siempre me acuerdo de ella, era una de las mejores y más interesantes personas que he conocido. María José, "Mari", cantaba en el coro de su pueblo, y tenía una voz hermosa y clara cuando cantaba. Yo, que entonces era mucho más inocente de lo que soy ahora, no había conocido a nadie que cantara tan bien, y no paraba de pedirle, a todas horas, que siguiera, que cantara una nueva canción. De todas las que cantaba, ésta era mi preferida.
Me estoy volviendo del revés
desde que, de repente,
tuvimos una conmoción
sexual sorprendente.
La noche se nos puso a cien
señal que funcionamos bien.

Lo nuestro fue polvo de estrellas
una conmoción entre una diosa y un mortal
lo nuestro fue telepatía,
sólo tuya y mía
un lenguaje personal.
Y desde entonces pienso en ti,
tú me has dejado huella.
Y desde entonces pienso en ti,
en ti polvo de estrellas.

Me estoy volviendo del revés,
con los pies hacia el cielo.
Y la cabeza se me va
tras de ti, de tu anzuelo.
Y voy tragando cada vez,
tu dulce cebo como un pez.

Lo nuestro fue polvo de estrellas
una conmoción entre una diosa y un mortal
lo nuestro fue telepatía,
sólo tuya y mía
un lenguaje personal.
Y desde entonces pienso en ti,
tú me has dejado huella.
Y desde entonces pienso en ti,
en ti polvo de estrellas.

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