miércoles, 27 de agosto de 2008

El castillo de Milán


El castillo de Milán es uno de los (escasos) atractivos de Milán, una ciudad más preocupada por los negocios y la industria, en la que el visitante queda un poco desencantado con la capital lombarda. Dentro de esta antigua fortaleza, en la que todavía se puede admirar el foso que la rodea, está una de las esculturas más destacadas del Renacimiento, en la que se anunciaba su muerte y el ascenso del Manierismo: la Piedad Rondanini, última escultura de Miguel Ángel.
Fue construido en 1450 por el nuevo duque de Milán, Francesco Sforza. Condottiero militar, consideró que la mejor forma de asegurar el control de su nuevo estado en un mundo tan inestable como era la Italia renacentista, era construir una poderosa fortaleza donde albergar tropas con las que controlar la ciudad.
Nicolás Maquiavelo, uno de los pensadores más perspicaces de todos los tiempos, dijo en su obra más célebre, El príncipe, que esta fortaleza «le ha dado y le dará más guerra (…) que cualquier otro desorden en aquel Estado.» Y es que, como acertadamente indica el florentino, las fortalezas que se construyen como defensa frente al pueblo (como era el caso) no salvarán al príncipe. No hay, para éste, mayor protección que el amor de su pueblo, ya que por muchos enemigos que tenga, acabará recuperando sus estados por el amor del pueblo.

1 comentario:

ROSA ALIAGA dijo...

has vuelto!! un beso de bienvenida