jueves, 31 de julio de 2008

sobre el amor y otros errores humanos

Celebrada ya la ceremonia, y tras el breve discurso de Tobi y Riki, tomó la palabra el amigo americano, Jaime Jesús. Con unas pocas palabras revivió con todos nosotros lo que ocurrió hace unos diez años, la primera vez que Riki acompañaba a Tobi para ir a visitar a Jaime Jesús a Los Ángeles. Durante ese viaje, una noche Riki se sentó al piano y cantó varias canciones a la luz de la luna, mientras Tobi y Jaime bebían vino. Y Jaime recordó que aquella noche, alrededor de diez años atrás, le dijo a Tobi que estaba seguro que un día, tarde o temprano, se casarían, y él estaría en la boda. Diez años después, sus palabras se hicieron realidad.
Es probable que Jaime fuera el amigo más antiguo de todos los que nos reunimos el sábado en Newcastle; probablemente les conoce como pocos, y sabe como es su relación mucho mejor que yo. Pero aún así, y a pesar de sus bellas palabras cuando aseguró que siempre supo que Tobi y Riki acabarían juntos, yo no puedo compartir esa certeza.
Porque, de hecho, sé que por muy bien que estén los dos juntos, por mucho que Tobi quiera a Riki y les unan sus gemelos, creo, casi diría que sé sin lugar a dudas, que Riki no es el amor de la vida de Tobi. A pesar de la confianza y de la tranquila seguridad que dan diez años juntos, creo que Tobi siempre sentirá más por Mamen que lo que nunca podrá sentir por Riki.
Creo que fue el miedo, lo difícil que parecía la situación hace cuatro años, la incertidumbre sobre el futuro, sobre si la relación con aquella chica morena de pequeña estatura, tan diferente de todas las chicas que conocía, con constantes cambios de humor, podría salir adelante. Una extraña para su familia y amigos, pero que le ofrecía la posibilidad de sentir y vivir la vida como con ninguna otra persona lo podrá hacer. Con ella sentiría la vida bullir en su interior cada mañana.
Y si es así, si es cierto todo esto que pienso, la verdad es que es triste, mucho, pensar que el temor puede acabar con el amor. ¿Será eso lo que les depara la vida a los enamoradizos como yo?
Menos mal que siempre nos quedarán las películas americanas… “Siempre nos quedará París” (o Liverpool, o Málaga, o un piso anónimo en cualquier lugar perdido del mundo…)

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